Speaker Motivacional: 10 Consejos para ser el Mejor

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Índice

Cada vez son más y más conocidos los llamados “speakers motivacionales”. Personas de diverso corte educativo que han pasado de sus respectivas profesiones a impartir charlas para amplios auditorios con la idea de hacerles ver una idea o el mundo en general de una forma diferente.   

Este tipo de perfiles está muy demandado y, aunque no tiene su origen ahí, se han popularizado gracias a plataformas como TEDx. Una plataforma donde gente de todo tipo y nacionalidad comparte con todo el mundo sus experiencias. En un mundo en el que, cada vez más, pasamos mucho tiempo delante del ordenador sin interacción social suficiente, este tipo de personas nos ayudan con sus experiencias a entender que lo que nosotros hacemos en nuestro día a día no es la única opción. Que podemos mirar al mundo de manera diferente y no dejar que las cosas sucedan porque sí. 

¿Quién puede ser speaker?

Y no son filósofos, al menos no todos, pueden ser informáticos que han dado un giro a su vida, o escritores, o empresarios muy acostumbrados a dar consejos en sus propias empresas y que ahora deciden darlos a gente que no conocen. Todos ellos, y sus experiencias, buscan cambiar la mente a los que están dispuestos a escucharles. Y es que todos necesitamos un empujón a hacer las cosas de otra forma o a mirar la vida con otro prisma. Estas charlas nos ayudan a cambiar nuestro enfoque.   

Pero ser speaker no es nada fácil, hay que trabajarlo mucho y tener una buena base creada durante años para poder tener éxito. Aquí te lanzo 10 consejos perfectamente válidos para cualquiera que quiera dedicarse a este mundillo en concreto  de presentador de eventos, pero también muy útiles para cualquiera que nunca se ha enfrentado a hablar en público y quiere empezar ahora. ¿Siguiendolos al pie de la letra serás un buen narrador de historias? Probablemente no, pero no es porque los consejos que te vaya a facilitar no sean buenos sino porque, aparte de estos, hay muchos otros. Los tendrás que descubrir por ti mismo para conseguir ser ese motivador que buscas ser. Ahí van los consejos. 

10 Tips para ser un buen speaker motivacional

1- Lee, lee y lee.

Porque para ser un buen speaker motivacional necesitas recursos. Y los recursos se consiguen leyendo mucha información. La información puede estar en otros sitios, por supuesto, como vídeos o conversaciones con otras personas. Pero la información que se mantiene en el tiempo es la que se lee. La lectura no tiene que ser solamente libros, pueden ser periódicos o blogs como este. Pero cuanto más leas, más material tendrás para contar en tus charlas. Más ricas serán esas charlas y, además, más improvisadas en apariencia.

En cuanto a la lectura, procura que sea variada. no leas siempre el mismo tipo de libros ni periódicos con la misma línea editorial. El crecimiento personal te lo da la variedad de experiencias y si quieres motivar a gente con diferentes culturas y educaciones la única forma es adquirir un prisma generalista pero capaz de entrar a fondo en una materia cuando se requiere. Todo eso lo conseguirás con una buena lectura. 

2- Escucha a otros speakers

Como en cualquier arte, afición o profesión, estar rodeado de gente más profesional o con más experiencia que tú te ayudará a crecer. Con ellos aprenderás a hacer muchas cosas que no haces o no sabías que podías hacer. Con algunos, por qué no decirlo, aprenderás también qué no decir o cómo no actuar. Esto no va de copiar a los demás, no se trata de eso. Se trata de estar influenciado por gente a la que admiras y respetas.

Te ayudará a mejorar más rápidamente. Seguro que alguna vez te has encontrado con una persona que ha contado un cuento, o una historia, o una vivencia personal que te ha llegado especialmente. Estúdiale, analiza por qué te ha impactado. ¿Quizás la historia te ha recordado a tu infancia? ¿Quizás ha sido la forma de contarla? ¿Quizás era la vestimenta o la escenografía lo que te ha impactado?. Coge lo bueno y descarta lo malo. No hay una opción válida que no sea la tuya. 

3- No mientas

Un speaker que busca motivar a los demás no debe trabajar sobre mentiras. Las historias que cuentes, sean tuyas o no, deben ser verdaderas. Si se trata de una fábula, debes indicarlo. Las mentiras se acaban descubriendo y si te pillan en una dejarás de tener validez como conferenciante. La gente, en este tipo de charlas, quiere oir la verdad. La ficción es para las películas. ¿Te resultaría creíble que una persona te hablara de cómo ganar dinero y te dieras cuenta de que no tiene donde caerse muerto? La verdad puede ofender pero la mentira no se perdona.   

4- Las historias más potentes son las tuyas

Y es que nadie va a contar mejor tu historia que tú mismo. Y esto va muy asociado al no mentir. Puede que otros puedan contar tu historia mejor que tú, pero no lo harán con más pasión. Tú serás capaz de transmitir las sensaciones de que viviste mejor que cualquier narrador. Haz que tus historias sean la inspiración para los demás. Si usas tu propia vida como material para expresar lo que quieres a los demás estarás garantizándote ser un speaker único. Alguien diferenciado del resto. Alguien con su propia personalidad y fuerza. 

5- Practica, practica y practica

Porque el movimiento se demuestra andando. Nadie nace sabiendo y, por muy preparado que estés, hasta que no salgas a la palestra no te darás cuenta de que te queda más por andar que lo ya andado. Los magos lo decimos mucho: se practica en casa pero se consigue la maestría ante el público. Eso sí, asegúrate que estás muy cómodo con lo que vas a hacer y con cómo lo vas a hacer antes de salir al escenario, o se notará que estás verde. Tus textos tienen que sonar naturales, ya lo hemos dicho. Y eso solo se consigue tras ensayo y más ensayo. Es como conducir. Al principio no puedes hacer todo a la vez, te parece imposible.

Después adquieres memoria muscular y todo fluye. Con los discursos es exactamente igual. Puede que no hagas el mismo discurso cada vez, de hecho no deberías, pero el mero hecho de estar acostumbrado a hablar en público hará que tu forma de expresarte y tu cuerpo lo hagan cada vez mejor. Es, importante, no ensayes delante de un espejo o adquirirás malos hábitos (como mirarte hacia tí mismo) que luego te serán muy difícil de eliminar. 

6- Grábate en los ensayos… y en las charlas

Porque eso forma también parte de la práctica. Debes ser autocrítico con lo que dices, cómo lo dices y cuándo lo dices. Por eso lo mejor es que te grabes en tus charlas. Intenta grabarte en cualquier situación en la que vayas a hablar, ya sea en ensayo o con público. Puede ser una grabación informal. Si te llevas un trípode contigo y pones tu móvil a grabar en un lateral del escenario, te puede valer perfectamente.

No se trata de tener la mejor visión de tu charla, se trata de que te inspecciones a ti mismo. Prueba a solamente oirte. ¿Se te oye bien? ¿Modulas la voz? ¿Gestionas los ritmos y las pausas?. Después prueba a verte mientras hablas. ¿Qué postura tienes? ¿Qué haces con las manos y las piernas? ¿Te mueves mucho o poco?. Con este recurso y tu capacidad analítica serás capaz de mejorar exponencialmente de una charla a otra.  

7- No improvises

Es lo peor que puedes hacer. La improvisación se nota. Puedes pensar que eres un gran conversador, el más gracioso de tu grupo y que siempre suelta la gracia apropiada en el momento oportuno. Pero aquí no estás en un bar. Estás en un auditorio con, quizás, más de mil personas viéndote. Creéme si te digo que tu discurso, en el momento del que salga de tu boca, se notará si lo estás trabajando sobre la marcha o lo tienes preparado.

Tener el discurso preparado no es malo, al contrario, es profesional. La práctica que comentábamos antes hará que dicho discurso sea natural y fluido y que no parezca que lo tienes aprendido de memoria. Aunque en realidad es así como lo tendrás. O casi.

8- Recuerda que, entre el ochenta y el noventa por ciento de lo que transmites no es a través de la voz, sino a través del lenguaje corporal.

Y esta regla es fundamental para entender que más importante que lo que dices es cómo lo dices. Tus gestos, tu actitud, la posición de los pies, cómo miras a la gente. Todo eso es más importante y genera más empatía con tus oyentes que tus propias palabras. Es importante que te formes en este arte. Ya sea recibiendo clases de pura expresión corporal o bien de teatro, danza o cualquier disciplina que te enseñe cómo estar en un auditorio. La presencia lo es todo y de nada servirá que tengas el mejor discurso del mundo si no lo acompañas con una buena presencia en todos los sentidos.

9- No repitas tu guion de sesión a sesión.

Ya lo habíamos adelantado antes. Grandes motivadores lo han sido por tener un discurso muy trabajado y con ciertas técnicas que han provocado una gran efectividad. Pero resulta muy desilusionante cuando ves cómo dicho discurso, que parecía que estaba dedicado a tí, ha sido reutilizado en otro evento, calcando hasta las comas. Es normal, esta tarea de personalizar una charla no es fácil.

Pero la intención del motivador pierde todo el sentido cuando te das cuenta de que, para motivarte, utiliza un discurso enlatado que suelta a todo el que está dispuesto a oirle. Ahí te das cuenta de que realmente la charla no era para ti… pero lo parecía. Como esa chica en el bar que te llama guapo y piensas que te tiene especial aprecio pero te das cuenta que llama igual a todo el mundo. El motivador debe ser lo suficientemente flexible como para transmitir el mismo mensaje pero con tonalidades diferentes en función de sus clientes. Esto se consigue con mucha práctica. Ya sabes: practica, practica, practica.

10- Disfruta.

Quizás este sea el consejo más tonto pero más útil. De nada sirven todos los consejos anteriores si lo que haces no te gusta. Tienes que amar esta tarea para transmitir con toda tu energía lo que quieres transmitir. Seguro que en tu trabajo habitual eres capaz de saber quiénes disfrutan con lo que hacen y quienes no. Aquí te pasará lo mismo. Y es que, si pretendes ser motivador, difícilmente lo consigas si no estás motivado tú mismo y, para que estés motivado, necesitas disfrutar cada minuto de preparación tanto como cada minuto de actuación.

Volviendo a los términos mágicos los magos nos vemos obligados a disfrutar de los ensayos más que de las actuaciones ya que, como diría el profesor Dai Vernon, si no ensayas un día no pasa nada. Si no ensayas dos días, notarás tú que algo no va bien. Si no ensayas tres días, lo notará el público. Lo dicho, tú has elegido esto por encima de otras cosas, asegúrate que lo disfrutas

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