Ceremoniante de bodas: la pieza clave de tu boda

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¿Alguna vez has estado en una boda oficiada por un amigo o un familiar? Puede que te lo hayas pasado bien porque, a fin de cuentas, el ambiente siempre es propicio para pasárselo bien. Al fin y al cabo es una celebración a la vida.

Pero presta más atención al ceremoniante. Quizás le hayas visto titubeante, o quizás no ha sabido salir de una situación un poco embarazosa. O hablaba muy rápido… o muy despacio… ¿bajito quizás?. Seguro que no ha manejado bien los tiempos.

¿Quién es el ceremoniante ideal?

Todas estas cosas son normales… en ceremonias improvisadas. Lo hemos comentado otras veces. No necesariamente el familiar o amigo más gracioso en un bar es el más adecuado para oficiar tu boda. Porque no es lo mismo estar en un ambiente donde lo que digas y lo que hagas no es tan importante que estar oficiando la boda de dos personas. En este “escenario” la gente no pierde ojo a los detalles: el vestido de la novia, los nervios del novio, las flores, la escenografía… y el ceremoniante.

Es habitual, además, que los nervios jueguen malas pasadas a tu amigo divertido y se venga abajo. Si has estado en bodas de este tipo sabrás de lo que te hablo. Te da la impresión de que el maestro no es quien tú conoces. Los nervios, la presión y la sorpresa de no encontrarse a sí mismo hará que empequeñezca en el momento más importante.

Lo bueno es que para esto hay solución, un maestro de ceremonias profesional. Una persona que sabe lo que hace y que tiene experiencia suficiente para llevar el ritmo y la celebración por donde él y los novios quieren. Porque hay tantas parejas diferentes como bodas.

Adaptarse a lo que cada uno busca: Un día tal y como tu deseabas

Habrá parejas que quieran una ceremonia muy sobria, donde el humor no debe formar parte de la sesión. Habrá otra que buscarán reírse cuanto más mejor. Y, en cualquier caso, el cogerle el pulso al público le indicará al maestro por dónde debe ir en su forma de presentar. Todas estas cosas te las aporta tu experiencia en los escenarios y más en concreto, en las bodas. Porque no hay boda igual, el discurso no puede ser igual. Porque no hay boda igual, la forma de interactuar con el público no puede ser igual. Busca la ayuda de un profesional que te ayude en esta parte tan importante de una boda.

Y es que el público recuerda varios momentos clave de una boda: el baile de los novios (sobre todo si es llamativo), la comida (porque nos conquistan por el estómago), los buenos ratos en compañía de seres queridos y, cómo no, la ceremonia. Los novios, cada vez más, están obsesionados con cuidar cada uno de los detalles de una boda.

Este hecho genera estrés y la necesidad de controlar absolutamente todo hace bueno el dicho de: quien mucho abarca, poco aprieta. El maestro de ceremonias te libera de gran parte de la tarea y la responsabilidad de la boda. ¿Quieres que hablen unos amigos de la infancia? Coméntaselo al maestro. ¿Quieres que haga una mención especial a tu abuela? Indícalo también. Puede que, incluso, tú mismo quieres que te sorprenda con cómo va a ser la ceremonia. No hay problema. En este mundillo hay pocas reglas y las que hay las conoce perfectamente el profesional.

¿O acaso te imaginas haciendo fotos tú mismo en tu boda? Y no hablamos de selfies, por supuesto. Trabajas con un profesional que va a saber capturar los momentos importantes, con calidad técnica y artística. Eso es el maestro de ceremonias llevado a otro ambiente.

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