La importancia de la música en eventos y bodas

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¿Te has parado a pensar de que muchos de los momentos más importantes de tu vida tienen una canción asociada? Quizás no es tanto que en ese momento sonara música, aunque seguro que en algún caso así fue. Si no más bien que oyes una canción que, bien por la letra o por la melodía, te evoca a aquel momento en el ocurrió algo especial y generalmente bueno.

La música genera muchísimas emociones y seguramente, sin ser un experto en la materia, se deba a que es un mecanismo por el que estimulamos la memoria mucho menos que a través de los ojos por ejemplo. Es muy conocido que la memoria olfativa es súper potente. Si hueles un aroma peculiar en un momento dado, jamás olvidarás ese momento. El sentido del oído, en este caso, se queda a medio camino entre la vista y el olfato pero eso no resta un ápice para reconocer sus capacidades.

Los grandes momentos del cine están acompañados de grandes bandas sonoras. Cuando hicieron el primer pase de la película Tiburón (Steven Spielberg, 1975) los productores pensaron que iba a ser un fracaso. Dijeron que la película era hasta mala. En el segundo pase la película ya tenía su archiconocida banda sonora, y el concepto cambió radicalmente. Seguro que la has visto y sabes de lo que te hablo.

Cuando hablamos de hacer uso de música en una charla, ya no hablamos de incluir una melodía más o menos pegadiza. Hablamos de colocar la música idónea en el momento adecuado. Si lo consigues, todas las emociones que pretendes transmitir se harán de manera exponencial.

Y todo esto ¿cómo lo podemos aterrizar a nuestras presentaciones? Pues en realidad no hay mucho misterio. Hay tipos de melodías que encajan para cualquier sensación que quieras transmitir y, lo más normal, es que los sentimientos que se despierten en ti cuando las oyes sean los mismos que se despertarán en los espectadores. No obstante, tienes que ser conocedor de tus limitaciones e identificar si tus gustos musicales son similares a los de una mayoría. Si pones el último tema de Eminem en una celebración de bodas de plata es posible que estés cometiendo un error de bulto y que no consigas transmitir lo que pretendías… a ese público.

Aunque no es 100% necesario sí que es interesante que la música con la que trabajes no tenga letra. Si tiene letra posiblemente estará molestando tu discurso o el de la persona que está hablando, solapando voces. Puede, también, que aunque la letra se esté ignorando en ese momento no haga referencia a las circunstancias en las que está sonando ya que, cuando te decidiste a reproducirla, no paraste a pensar en ella. Esto último pasa mucho cuando se hace uso de canciones extranjeras. El mejor consejo que te puedo dar aquí, aparte de que intentes que la canción no tenga letra, es que si la tiene, te asegures de conocer de qué habla. No obstante, para casi cualquier canción medio conocida es fácil encontrar versiones de karaoke o con diferente instrumentación sin vocalistas. Aprovecha para buscar esa versión que haga que luzca tu discurso.

Puedes abusar de la música durante tu charla, si es una melodía suave, que no molesta oirla mientras hablas, puede acompañarte durante gran parte del discurso sin ser discordante. Pero piensa que en la música es tan importante la melodía como los silencios. Un buen silencio en un momento dado va a ser más efectivo que la mejor de las canciones. Procura, por tanto, tener varios temas a lo largo de tu presentación, que acompañen la charla y que ayuden al público a tener ese estado anímico que pretendes que tengan en tu sesión.

Haz especial hincapié en la música de presentación y de despedida. En ambas puedes usar una voz en off que te presente pero debes tener cuidado a la hora de utilizarla porque no será adecuado en todos los ambientes. Procura, además, que esa voz en off no sea la tuya. Si contratas a un locutor profesional conseguirás un efecto profesional y, además, la locución será para siempre luego no invertirás verdaderamente mucho dinero.

Y por último la parte técnica. Allá donde vayas a usar tus músicas procura llevarlas en diferentes formatos ya que nunca sabes qué equipo de sonido te vas a encontrar. Hoy en día tenerla en un CD y en un dispositivo USB suele ser lo ideal. Si el equipo con el que vas a trabajar no dispone de ninguno de los dos sistemas quizás puedas usar tu propio móvil (excelente reproductor de música) con un cable de salida de audio que sea entrada al equipo del local. En cualquier caso, si no quieres depender de estas instalaciones, lo más sensato es que recurras a tu propio equipo. Los hay económicos y que, bien cuidados, te durarán toda la vida.

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